Hay días en que despierto con la sensación de ya saber lo que pasa alrededor mío. Aun con esa ventaja que no logro describir, sigo con la tendencia de pisar los peldaños equivocados y arruinar lo que perfectamente podría ser un avance. La sensación de intuir de forma correcta es algo que aprendí de mi ancestro directo, y es un arma de doble filo. Me hace saber cosas que quizás no estaban destinadas a ser reveladas. Y si las revelo sin una preparación, digamos que los resultados son menos que favorables. Sin embargo hoy puedo canalizarlas.
Hoy precisamente le di mal al peldaño y toqué las fibras equivocadas, luego de tener la convicción de que lo que me deparaba el futuro ya estaba aceptado. Pero basta de intentar ver el futuro, hay momentos en que para saber qué camino tomar en un cruce múltiple, hay que revisitar las decisiones pasadas. Esas decisiones que te han traído aquí en primer lugar. Errores y aciertos contemplados desde un tercer ojo. ¿Por qué de esa manera?, porque de lo contrario o te alabarás en demasía, o te juzgarás duramente, y no estamos aquí para eso. Lo hecho, hecho está.
Me he visto antes en la situación donde mi entrega no era la merecida, y a mi, en contraste, se me estaban entregando oportunidades inmejorables. Tengo la fortuna de saber diferenciar la empatía de la compasión, y el coraje que se necesita para aplicarlas en el momento correcto. Entendiendo los porqué de las cosas que no sucedieron en ese entonces, puedo libremente sobrepasar las barreras que me impiden ver lo que tengo hoy, en el presente, frente a mis ojos, y transformarlo en una ayuda para quien lo necesita, o para mi. No hay que tener vergüenza o miedo de quererse, el amor propio es un catalizador esencial para amar a los demás. Es la constante.
Un poco más hacia el pasado, una de las vivencias mas duras de lo que llevo en vida, el proceso de luto después de una relación de años. El desprenderse de quien creías que era tu terreno firme, tu pilar, y tu futuro. Sin embargo el proceso de quiebre y de reparación tardó años, porque precisamente el apego que tenía era en base a la necesidad de lo que la otra persona entregaba, y no de mi mismo. Sin entrar en detalles de los por qué de ese término, las consecuencias en mi salud mental y física de negar el luto fueron al final, luego de dolores sin precedentes, las herramientas que me sacaron de ahí. Me permitió recuperar una visión de mi mismo que no tenía desde hace años cuando disfrutaba la libertad de lograr metas increíbles. Me di cuenta que esa capacidad nunca se perdió. Hoy tranquilamente puedo decir que de no ser por ese proceso, no tendría hoy la entereza de decir que lo que sea que venga en el futuro, sabré afrontarlo.
La diferencia de sentir compasión en vez de empatía es no dejar que mi sufrimiento sea el sufrimiento del otro, pero más importante aún, que el sufrimiento del otro no sea el tuyo. Puede que existan factores que hagan que ambos pueden estar sufriendo en cercanía, pero las dolencias propias no son responsabilidad de un tercero, y viceversa. No digo que la empatía se tenga que descartar, ponerse en el lugar de otra persona es desafiante para cualquiera, pero la compasión permite tener una barrera saludable entre cargas pasadas que no te corresponden y a la vez, ayudarte a ti mismo con la entereza, de ser aceptada, de ayudar a otros.
Esto suena mucho más fácil de lo que parece. No soy el que mejor sepa lograrlo, ni mucho menos, por lo mismo escribo esto, para recordarme que el amor propio también requiere otorgar los espacios necesarios para que eventualmente pueda recibirlo de alguien más. Espacios en base a entendimiento, a tener empatía cuando no comprenda decisiones que te afectan y no dependen de ti, sino de una carga que no es responsabilidad tuya alivianar. Y compasión cuando las consecuencias de dichas decisiones en vez de recibirlas con sufrimiento, sean una herramienta de libertad y guía para caminar tranquilo hacia el futuro.
Me he visto antes en la situación donde mi entrega no era la merecida, y a mi, en contraste, se me estaban entregando oportunidades inmejorables. Tengo la fortuna de saber diferenciar la empatía de la compasión, y el coraje que se necesita para aplicarlas en el momento correcto. Entendiendo los porqué de las cosas que no sucedieron en ese entonces, puedo libremente sobrepasar las barreras que me impiden ver lo que tengo hoy, en el presente, frente a mis ojos, y transformarlo en una ayuda para quien lo necesita, o para mi. No hay que tener vergüenza o miedo de quererse, el amor propio es un catalizador esencial para amar a los demás. Es la constante.
Un poco más hacia el pasado, una de las vivencias mas duras de lo que llevo en vida, el proceso de luto después de una relación de años. El desprenderse de quien creías que era tu terreno firme, tu pilar, y tu futuro. Sin embargo el proceso de quiebre y de reparación tardó años, porque precisamente el apego que tenía era en base a la necesidad de lo que la otra persona entregaba, y no de mi mismo. Sin entrar en detalles de los por qué de ese término, las consecuencias en mi salud mental y física de negar el luto fueron al final, luego de dolores sin precedentes, las herramientas que me sacaron de ahí. Me permitió recuperar una visión de mi mismo que no tenía desde hace años cuando disfrutaba la libertad de lograr metas increíbles. Me di cuenta que esa capacidad nunca se perdió. Hoy tranquilamente puedo decir que de no ser por ese proceso, no tendría hoy la entereza de decir que lo que sea que venga en el futuro, sabré afrontarlo.
La diferencia de sentir compasión en vez de empatía es no dejar que mi sufrimiento sea el sufrimiento del otro, pero más importante aún, que el sufrimiento del otro no sea el tuyo. Puede que existan factores que hagan que ambos pueden estar sufriendo en cercanía, pero las dolencias propias no son responsabilidad de un tercero, y viceversa. No digo que la empatía se tenga que descartar, ponerse en el lugar de otra persona es desafiante para cualquiera, pero la compasión permite tener una barrera saludable entre cargas pasadas que no te corresponden y a la vez, ayudarte a ti mismo con la entereza, de ser aceptada, de ayudar a otros.
Esto suena mucho más fácil de lo que parece. No soy el que mejor sepa lograrlo, ni mucho menos, por lo mismo escribo esto, para recordarme que el amor propio también requiere otorgar los espacios necesarios para que eventualmente pueda recibirlo de alguien más. Espacios en base a entendimiento, a tener empatía cuando no comprenda decisiones que te afectan y no dependen de ti, sino de una carga que no es responsabilidad tuya alivianar. Y compasión cuando las consecuencias de dichas decisiones en vez de recibirlas con sufrimiento, sean una herramienta de libertad y guía para caminar tranquilo hacia el futuro.