Hace unos días quise volver a escribir, luego de haber publicado “El «Nuevo» Nuevo Normal”, por torbellinos que tenía en mi interior, sin embargo revisando otra de las entradas que publiqué a finales del año pasado, me di cuenta de que el sentimiento que tenía y necesitaba sacar era exactamente el mismo plasmado ahí. Eso me tranquilizó por un tiempo y no escribí. Sin embargo mi historial de angustia o ansiedad que viene a visitarme de vez en cuando (a veces juntos), me impedía pisar el freno a fondo, sólo bajar las revoluciones.
Tengo que insistir en que son tiempos extraños, son sentimientos nuevos y son enigmas que no había resuelto antes. Ésta incertidumbre emocional que me ha tenido en sus lienzos desde hace días me aleja de mis ganas de centrarme y buscar soluciones desde mi interior.
El período que dure este claustro será, sin dudas, una prueba a superar en todos los sentidos en que se pueda aplicar. Y no estoy hablando del exterior, o del sistema que tiene cierto territorio de funcionar. Estoy hablando del proceso interior para sanar y dejar sanar. Otorgar espacios no necesariamente físicos y apoyarme nuevamente en mi inagotable paciencia.
La comunicación sincera y fluida me mantiene firme, despejando ideas y escenas que en realidad puede que no existan, me ayudan a fijar mis energías en lo realmente imprescindible. Cada persona es su propio mundo y el angustiarme por otra estrella que tiene sus propios dilemas es crear un tercer planeta en base a suposiciones y nubes negras.
Hoy entiendo mucho mejor mi lugar en esta encrucijada. No quita que aun tenga cierta sensación de que estoy perdiendo algo sumamente importante y no sé si por causas que vienen de mi, pero esto no es lo que me aferra a la esperanza de que este largo momento de introspección nos deje en un lugar mucho mejor cuando acabe. Es precisamente desprenderme de los temores, de las presunciones, y ocuparme de lo que vale la pena, y por sobre todo, de quien lo vale.
Ocuparme de seguir queriendo, seguir amando, seguir sintiendo (no lo he dejado de hacer por ningún motivo), que esto sólo es una pausa, una prueba de la que saldremos triunfantes. Cada uno tiene sus luchas y sus mochilas con la carga que uno ha decidido traer.
Todos tenemos nuestro sistema de defensa, a veces podemos ser duros con el exterior sólo por preservar nuestra integridad interior. Nos debemos a nosotros mismos un buen mecanismo de protección, incluso cuando no hay una amenaza cerca. Está en nosotros identificar quien es merecedor de cruzar por los portales que tengan estos muros.
Si hay algo de lo que estoy seguro, es que los cambios que tendrán tiempo y lugar en nosotros durante este fragmento, y cuando se nos permita explorar nuevamente otros espacios físicos, nos harán mucho más fuertes y unidos de lo que alguna vez imaginamos. Volveremos a sonreír y reír con más ganas de las que traíamos antes de este claustro impuesto. Nuestras raíces estarán listas para explorar más campos, con no más que lo que necesitamos. Mientras, sabré entregar y escuchar. Mientras, sabré esperar.