Y no estoy diciendo que mi tiempo sea más preciado que el tuyo. Pero estoy harto (siempre lo he estado en realidad, pero llegó el punto de ebullición) de que me hagan esperar luego de que, a pesar de mi estado actual, haya decidido cosas importantes, o detenerme cuando se que tengo que avanzar, y sólo por dejar pasar el semáforo que le da luz verde a tus caprichos.
¿Mis sinceros pensamientos? Me importa un bledo, ya superé todo eso que aun queda de tu lado. Si persistes, tendrás que vértelas conmigo, -reducido- tengo las de ganar, siempre las he tenido, y nunca las he usado. Todo lo que gano es por una serie de consecuencias según actos que no fueron pensados previamente por mi, sino otros externos que me involucran directa o indirectamente. Es hora de hacer que las cosas pasen, ¿no?.
Estoy harto de tus trancas, de tus intentos fallidos, de tus recuerdos que retienen los míos. Me volví lo suficientemente autónomo (y no quiere decir que no siga dependiendo de muchas cosas) como para empezar algo nuevo, algo que me ayude a avanzar, y algo a lo cual ayudar y dar lo mejor de mi, algo que por cierto nunca ha sido bien aprovechado. ¡Por ningún motivo me siento gastado!
En mis manos tengo la libertad, las ganas y la fuerza. ¿Lo que me detiene? El miedo a hacer daño con las libertades que me puedo tomar. Tus caprichos. Entiéndase de que a quien trato de [tu] no es alguien en específico, si no el ente que me detiene cuando las cosas tienen que pasar. Ese ente que controla el tiempo y el espacio y que me ha apartado de muchas metas que he tenido en mente, sólo para ponerme en otro carril y cumplir otras metas. ¿Pero cuando cresta seré capaz de elegir y pasar las metas que decido, sin detenerme?
¡Ahora!