septiembre 13, 2009

Sus Manos

Vaya, mucho tiempo sin ver esta página. Con todo lo que ha pasado y lo que me ha pasado hubiese sido normal una actualización diaria. Pero no lo hice por diversas y concretas razones.

El difícil y largo proceso de madurar en muchas formas, de sacar armaduras y cascarones y quizás sin querer o darse cuenta, crear unos nuevos. Qué difícil es darse cuenta de que todo lo que sucede al rededor puede cambiar con la sola acción de la observación. Y ese es sólo el comienzo.

Me liberé, y en cierto sentido me liberaron de muchas culpas y muchas (y muy pesadas) cargas con las cuales acarreaba mi diario vivir. Latentes y patentes a la vez, y yo con la ciega convicción de que lograría arreglar todo. Francisco el duro. Tan convencido estaba que creo haber llegado un punto donde ambos sentimientos de fracaso inminente y éxito propio ante esas cargas las creía una verdad absoluta, sin recurrir a ningún tipo de ayuda externa, y si necesitaba de ellas, las disfrazaba de problemas que podrían tener soluciones parecidas, cosa que los demás nunca se enteraran de todo lo que tenía dentro. ¿Los demás?, todos.

Pero cuando el ser humano está en el límite de la destrucción decide cambiar de rumbo, decide seguir caminando y arreglar todos los errores que ha cometido durante su trayectoria como parte de un todo, y del que veía sólo niebla. Entre el abismo y la ayuda, escogí la ayuda, cada una de las manos tendidas las fui tomando de a poco, y cada uno que me tomaba para evitar caer se sintieron y se sienten aún como un empuje vital hacia adelante, hacia donde voy y hacia donde vamos.

Junto con explicar y sacarme las armaduras ante quienes me tendieron esas manos, mi única reacción ha sido y fue en algunos casos, simplemente explicar todo por lo que he pasado y de alguna forma, todo lo que quiero ser. Por primera vez siento que estoy en el lugar que debo estar, por primera vez puedo sentir que cada uno de los objetos vivientes e inanimados que me rodea es parte de un universo que simplemente conspira a mi favor. Sigo recibiendo manos que se tienden a mi, y sigo ofreciendo las mías a los que necesitan consejos, porque al final, todos somos parte de todos. Nadie está solo, nadie funciona por si solo, y ahora me doy cuenta, es cosa de abrir los ojos, dejarse querer, dejarse ayudar, ayudar de vuelta, tender y recibir manos como ya tanto lo he mencionado. Es cosa de permitirse ser quien realmente eres, es querer a quienes te rodean por lo que son en esencia y no por fachada. Es cosa de quererse uno mismo y comprender que de todas las situaciones que chocan con tu presente pueden ser aprovechadas al máximo, y si son inconvenientes, pues, de los errores se aprende y mucho, pero sólo cuando te das cuenta de que estás cometiendo el error.

Nunca, nunca estás solo. Estoy dando algunos pasos otra vez para dejar bien marcada mi huella y que todo aquel que pase por donde he caminado yo se de cuenta de que si puedes volver a comenzar, que si puedes devolverte y hacerlo mejor.

Puedo hacer que las cosas pasen, siempre y cuando aceptes que todos pueden hacerlo y que mientras más se piense en ello y más actúes en ello, será más fácil y reconfortante. No esperes a cambio de tu ayuda elementos tangibles, las oportunidades son esos regalos de agradecimiento por todo lo que haces.

Sé que quizás no es suficiente con esto que he escrito, pero no es lo último que plasmaré aquí. Faltan puntos, faltan temas, falta de mi aun más. No hay prisa.

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